Tuesday 18 May 2010

LA MARIONETA / LUPITO Y LUPITA

Jorge era un niño especial, de regordetas y torpes manos, dulce mirada y un espíritu inquieto. Aunque no eran aquellas sus cualidades más importantes.

El payaso Luís llevaba mucho tiempo trabajando en aquel lugar, era su manera de hacer felices a los demás en sus horas libres y la felicidad que él recibía a cambio hacía que todos los sacrificios merecieran la pena.

Luís y Jorge se cayeron bien desde el primer momento. Luís notó alucinado, el día que sacó su pequeña marioneta Lupita del bolsillo de su bata de colores, lo feliz que era Jorge al verla. Aquel se convirtió en el momento más esperado por los dos.

Lupita era tan solo una pequeña bolita tejida, sin mucha forma, de diversos colores y rellena de algodones que Luís solía usar en sus juegos locos con los niños ingresados en el hospital.

Un día se acercó a Jorge y extendiendo la mano con Lupita en ella le dijo:
- Toma compañero. Es para ti, para que tengas fuerzas y te acompañe. Ella sabe que te curarás.
Jorge asombrado respondió: -Yo te voy a hacer otra marioneta para que puedas jugar con los otros niños. ¡Gracias Luís!
Y Luís conmovido respondió:
-Esta bien, sorpréndeme, pero recuerda: Tiene que ser especial, ¡usa tu imaginación!

Y así fue como el espíritu de aquel niño de tan sólo 9 años envuelto en el torbellino de la enfermedad comenzó a surcar nuevos mares con nuevos horizontes.

Se terminaron los lloros y lamentos, las rabietas y el mal genio…atrás habían quedado los juegos en el jardín, los paseos por el parque, las carreras con los amigos, las chapas y las canicas... ya no pasaba su tiempo triste envidiando a sus amiguitos.

Sus padres y los médicos estaban sorprendidos, por primera vez permitieron que la luz de la esperanza los embargara a todos y maravillados comentaban cómo era posible que algo que las medicinas hasta entonces no habían logrado, lo estuvieran logrando cosas tan simples como pedazos de cartón, hilos, cartulinas, maderas, tijeras, pegamento y lápices de colores desparramados por la cama de Jorge. Se estaba curando.

Sucedió si, especialmente rápido, porque lo deseó con todas las fuerzas de su corazón. Igual que deseaba volver a ser un niño normal. Igual que deseó regalarle a Luís la marioneta más bonita que jamás hubiera tenido el día que saliera del hospital para que otros niños encontrasen la manera de volver a sonreír.

Por eso, para sorpresa de todos, Luís el payaso lloró conmovido cuando la pequeña y regordeta mano de Jorge le entregó a Lupito, instantes antes de marcharse, tras casi 5 meses de feroz lucha contra su enfermedad, en compañía de sus padres.

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